La edición y estudio de El dilatado cautiverio, de Juan Bautista Túpac Amaru, nos pone, con las mejores herramientas de la erudición y de la crítica, frente a una figura tan digna de ser conocida como ha sido, en general, ignorada. Sabemos poco y nada de él, aunque murió en Buenos Aires en 1827 y fue enterrado en el Cementerio de la Recoleta (entonces del Norte). Pero hasta la huella de sus restos está perdida. Hermano de José Gabriel Condorcanqui, que llevó a la celebridad el nombre de Túpac Amaru, Juan Bautista vivió en prisiones más de la mitad de su vida; sufrió pérdidas y tormentos físicos y psicológicos sin ser compensado con los laureles del héroe. “Lo consideraban sospechoso de casi todo y culpable de casi nada”, dice con elocuencia su editor. Estas páginas que escribió en la vejez para el gobierno de Bernardino Rivadavia, a cambio de un sustento digno y alojamiento, lo salvaron de ser totalmente arrasado por el olvido. No menos interesantes que los grandes íconos, por todos visibles, son a menudo quienes han quedado a la sombra. Sobre todo para los novelistas. Juan Manuel Chávez, que también lo es, explora con rigor histórico y talento narrativo esta figura oculta, a quien el erudito napolitano Pedro de Ángelis, historiógrafo fundador, había considerado un farsante.

La autenticidad del personaje, la magnitud de su drama humano, son puestos de relieve en el esclarecedor y exhaustivo estudio al que se añade un testimonio personal. Como suelen hacerlo, si pueden, los investigadores y escritores, Chávez quiso conocer Ceuta, donde su biografiado pasó tantos años. Se conmueve, y nos conmueve, con su evaluación final del prisionero: “un hombre bueno, capaz de ser querido y reconocido por encima de su desgracia”.

 

  • Detalles del libro

  • Número pàgines:   236
  • Drets a l'estranger:
    PERU (SPANISH) - Arsam, 2021
  • Editorial:   Arsam

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