En Viajar es muy difícil Nuria Amat establece una geografía de ciudades literarias ya inexistentes, muertas, como la Praga de Kafka, la Lisboa de Pessoa, o la Alejandría de Durrell y de Kavafis, en la que no nos refiere los conjuntos artístico-culturales destinados a la contemplación del turista, sino los elementos (calles, adoquinados, farolas, manicomios, tranvías) que configuran el paisaje espiritual y mental de los grandes escritores de nuestra época.
Publicado en 1995, Viajar es muy difícil constituye una muestra de indefinición genérica: ni ensayo ni novela ni libro de viajes, pero participa del ensayo, de la ficción y del libro de viajes; es una obra precursora y pionera de una literatura hoy en día más en boga que toma los asuntos que rodean la escritura, y a la propia escritura, como elementos protagonistas de un anti-relato que participa de la ficción, de la autobiografía mental y de la metaliteratura.